El aprendizaje es un proceso continuo que se acompaña de la capacidad de retener conocimiento a largo plazo. A menudo, cuando estudiamos, nos encontramos con que hemos absorbido mucha información pero no la hemos retenido por mucho tiempo. Para mejorar la capacidad de retentiva, es necesario adoptar ciertos hábitos y técnicas que permitan aprovechar mejor la memoria y el funcionamiento del cerebro.
El sueño es fundamental para la consolidación de la memoria. Es durante la fase REM del sueño que el cerebro procesa los recuerdos y los consolida. Si no se duerme lo suficiente, la memoria se afecta, lo que puede dificultar el aprendizaje. Es importante dormir entre 7 y 9 horas diarias para un buen descanso y mantener una buena capacidad de retentiva.
El repaso es indispensable para reforzar la memoria a largo plazo. Sin embargo, no se trata de estudiar intensamente durante un día y olvidar todo a la mañana siguiente. El repaso espaciado es una técnica muy efectiva para mantener la memoria activa y consolidar los conocimientos. Consiste en separar el conocimiento en partes y repasarlas progresivamente en intervalos de tiempo cada vez mayores: por ejemplo, un día después, luego una semana y después un mes. De esta manera, evitamos el olvido y consolidamos mejor la información.
El cerebro recuerda mejor cuando presta atención al material que se está estudiando. Si se estudia distraído, será más difícil recordar lo que se ha aprendido. Es importante dedicar un tiempo exclusivo al estudio, sin distracciones, y usar técnicas de concentración eficaces como la técnica pomodoro. La técnica pomodoro consiste en trabajar durante 25 minutos concentrándose en una tarea y descansar durante 5 minutos para luego retomar la tarea durante otros 25 minutos. Esta técnica ayudará a mantenerse concentrado durante el estudio y mejorar la capacidad de retentiva.
La memoria está estrechamente relacionada con la capacidad de asociación. Si queremos recordar un nuevo conocimiento, debemos relacionarlo con algo que ya conocemos. De esta manera, el cerebro establece conexiones más sólidas y es más fácil recordar el material. Por ejemplo, si estamos aprendiendo un nuevo idioma y queremos recordar una palabra, podemos asociarla con una imagen que ya conocemos y que tenga una relación cercana con la palabra en cuestión. De esta manera, recordaremos la palabra con más facilidad.
La memoria también se fortalece a través de ejercicios mentales y físicos. Los juegos mentales como los acertijos y los juegos de memoria ayudan a ejercitar la mente y desarrollar la capacidad de retención. Por otro lado, el ejercicio físico tiene un efecto positivo sobre la memoria. El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que favorece la formación de nuevas conexiones neuronales y la capacidad de retentiva.
La memoria también se relaciona con las emociones y las experiencias enriquecedoras. Si queremos recordar algo, es necesario que este algo tenga un significado emocional para nosotros. De lo contrario, será difícil recordarlo. Por ejemplo, si queremos recordar una fecha importante, podemos asociarla con un evento emocionalmente significativo para nosotros. Al crear esos vínculos emocionales, estamos fortaleciendo la capacidad de retención de la memoria.
El cerebro recuerda mejor la información que se ha aprendido utilizando varios sentidos. Por eso, es importante hacer que el aprendizaje sea multisensorial. Por ejemplo, si estamos leyendo un libro, podemos destacar las partes más importantes con un marcador de colores diferentes, subrayar con el lápiz o hacer resúmenes visuales. También es recomendable utilizar vídeos y grabaciones de audio para reforzar el aprendizaje a través de diferentes sentidos.
La multitarea puede parecer una buena opción para aprovechar el tiempo, pero en realidad, afecta negativamente a la capacidad de retentiva. Si estamos enfocados en varias actividades a la vez, es más difícil prestar atención y asimilar el conocimiento de manera efectiva. Es preferible enfocarse en una tarea a la vez y hacerla bien, para luego avanzar hacia la siguiente.
Mejorar la capacidad de retentiva es fundamental para un aprendizaje efectivo y duradero. Para ello, es necesario descansar bien, practicar repasos espaciados, prestar atención al aprender, relacionar el conocimiento nuevo con lo ya conocido, ejercitar mente y cuerpo, crear vínculos emocionales, utilizar distintos sentidos y evitar la multitarea. Adoptando estos hábitos y técnicas, podemos aprovechar al máximo nuestra memoria y optimizar nuestra capacidad de retentiva al estudiar.